Realizamos distintas mediciones (en reposo, después del ejercicio aeróbico, del ejercicio anaeróbico, post enfriamiento). Nos permiten evaluar funciones musculares, rendimiento deportivo, distintos mecanismos fisiológicos que pueden cronificar dolor y predisponer a lesiones musculares, tendinosas entre otras.

Estas pruebas son necesarias (combinadas con otras pruebas y signos clínicos) para evaluar progresión del entrenamiento, los cambios en las fibras musculares e incluso para decidir que entrenamiento está indicado.

Importante: Aunque el umbral de lactato puede ser una herramienta útil para evaluar a un grupo de atletas (ya sea para predecir el rendimiento o para monitorear la mejoría), debemos entender que las mediciones varían según las condiciones previas, entrenamiento bajo hipoxia, la nutrición, el tipo de ejercicio, entre otras.

El LACTATO ha jugado un papel importante en la teoría tradicional de la fatiga muscular y la limitación del rendimiento del ejercicio de resistencia. Se le ha llamado un producto de desecho del metabolismo anaeróbico, se cree que es responsable de la incómoda “quemadura” del ejercicio intenso y es directamente responsable de la acidosis metabólica del ejercicio, lo que lleva a una disminución de la contractilidad muscular y finalmente al cese del ejercicio. Esta premisa se ha enseñado comúnmente pero no está respaldada por la literatura científica y ha generado una gran confusión entre las comunidades de medicina deportiva y ciencias del ejercicio,  esta entre otras aclaraciones están publicadas en un excelente metaanálisis que se centra tanto en confusión en la terminología que mezcla el ácido láctico con el lactato, como los conceptos del umbral de lactato, incluido un enfoque práctico para comprender la predicción del rendimiento y la supervisión del progreso del entrenamiento. (Hall, Rajasekaran, Thomsen, & Peterson, 2016)

Por otro lado El estado del glucógeno está relacionado con factores nutricionales o ejercicio exhaustivo previo y puede tener efectos en la curva de lactato sanguíneo y debe tenerse en cuenta al interpretar los resultados. (Quirion et al., 1988; Yoshida, 1984, 1986)

Aun así, la mayoría de las publicaciones desde hace muchísimos años siguen incorporando el test de lactato como marcador del esfuerzo muscular (debe incluirse en el grupo de pruebas) y advierten que una buena interpretación puede ser muy útil para  entender la fisiología del paciente, e indicar mejor el entrenamiento. (Burnley & Jones, 2018; Hofmann & Tschakert, 2017)

Bibliografía de lactato en el ejercicio

  1. Burnley, M., & Jones, A. M. (2018). Power–duration relationship: Physiology, fatigue, and the limits of human performance. European Journal of Sport Science, 18(1), 1–12. https://doi.org/10.1080/17461391.2016.1249524
  2. Hall, M. M., Rajasekaran, S., Thomsen, T. W., & Peterson, A. R. (2016). Lactate: Friend or Foe. PM and R, 8(3), S8–S15. https://doi.org/10.1016/j.pmrj.2015.10.018
  3. Hofmann, P., & Tschakert, G. (2017). Intensity- and duration-based options to regulate endurance training. Frontiers in Physiology, 8(MAY), 1–9. https://doi.org/10.3389/fphys.2017.00337
  4. Quirion, A., Brisson, G. R., Laurencelle, L., DeCarufel, D., Audet, A., Dulac, S., … Vogelaere, P. (1988). Lactate threshold and onset of blood lactate accumulation during incremental exercise after dietary modifications. European Journal of Applied Physiology and Occupational Physiology, 57(2), 192–197.
  5. Yoshida, T. (1984). Effect of dietary modifications on lactate threshold and onset of blood lactate accumulation during incremental exercise. European Journal of Applied Physiology and Occupational Physiology, 53(3), 200–205.
  6. Yoshida, T. (1986). Effect of dietary modifications on anaerobic threshold. Sports Medicine (Auckland, N.Z.), 3(1), 4–9.

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